Teoría del café central

El Café Central se sitúa en la latitud vienesa en el meridiano de la soledad. Sus habitantes son mayormente gente cuya misantropía es tan violenta como su ansia de estar entre hombres que quieren estar solos pero que para ello necesitan compañía. Su intimidad precisa de una capa de mundo externo como material delimitador, sus tambaleantes voces individuales no pueden prescindir del apoyo de un coro. Son naturalezas turbias, bastante perdidas sin las seguridades que suministra la sensación de ser una partícula del todo (cuyo tono y color contribuyen a plasmar). El Centralista es una persona al cual la familia, la profesión, el partido no pueden dar esta sensación: la cafetería salta en la brecha como totalidad sustitutiva e invita a sumergirse y diluirse. Así se entiende que sobre todo las mujeres —que nunca pueden estar solas, sino que para serlo necesitan por lo menos a otra— sienten una debilidad por el Café Central. Es un lugar para personas conscientes de su destino de abandonar y de ser abandonadas pero que no poseen los nervios para vivir este destino. Es un asilo auténtico para hombres que tienen que matar el tiempo para no ser matados por él. Es el dulce hogar de aquellos a los que resulta horroroso el dulce hogar, el refugio de los matrimonios y de los enamorados ante el pánico de estar juntos tranquilamente. Es una unidad de cuidados intensivos para los desgarrados que —toda su vida en busca de sí mismos y toda su vida huyendo de sí mismos— esconden allí la parte de su yo huidizo detrás de un periódico o de naipes o en conversaciones aburridas; y así obligan a su yo perseguidor a jugar el papel del mirón que tiene que callarse la boca (extracto de “La Teoría del Café Central” de Alfred Pölgar, traducción de Kurt Spang)

3 Comments Teoría del café central

  1. francis black 31/08/2012 at 13:36

    ¿Hay nuevo libro de Polgar traducido ? hace unos años leí
    la vida en minuscula en Quaderns crema y no he encontrado nada más.

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  2. Álvaro de la Rica 31/08/2012 at 15:58

    no, que va, lamentablemente que yo sepa no, es un texto genial que espero subiré enseguida a la página o que publicaré en mi revista
    en cuanto esté publicado te lo mando
    ¿qué tal el verano?
    por cierto necesitaría tu dirección postal (¿me la mandas por un email al contacto?)

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  3. Álvaro de la Rica 31/08/2012 at 17:47

    por cierto la foto es del Café Havelka en Viena, una maravilla que Kafka frecuentaba

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