Me entero hoy, día de Viernes Santo, de la muerte de la escritora italiana Rosa Rossi. Murió el pasado 3 de febrero. No la conocí personalmente (en varias ocasiones lo intenté sin éxito) pero en cambio ha sido una de las personas que ha influido más en mi pensamiento y en mi escritura. Hablamos tres o cuatro veces por teléfono y me impresionó su voz cálida y su expresión a la vez sutil y precisa (en buena medida como lo era la forma que tenía de escribir). De todos sus libros  Juan de la Cruz. Silencio y creatividad me marcó a fuego. Es un honor para mí reconocer que su estructura me dio la solución a Kafka y el holocausto cuando, después de años de lectura y reflexión, no sabía como disponer el material que había acumulado. Me ayudó a transformar dicha acumulación en asimilación . Una estructura de mosaico y de racimo. Y una línea sobre la que disponer el texto, con sus numerosos meandros. Mi deuda con Rosa es  por tanto es impagable y quiero dejar constancia de ello en esta breve nota. Su libro sobre Cervantes me pareció valiente aunque discutible en varios puntos.