Me gustan las mañanas de los sábados. Seguramente es el mejor momento de la semana para mí. Los viernes estoy demasiado cansado como para hacer cosa distinta de escuchar algo de música y de recogerme lo antes posible. Conforme pasa la vida, las semanas, los días y hasta las horas son cada vez más intensas, como la luz del crepúsculo en este bello paisaje. Pero el sábado por la mañana algo resucita en mí cuya fortaleza viene dada por su propia fragilidad. Parece que tenemos delante y jameshallison casino al alcance de la mano el tiempo para estrujarlo, un tiempo en el que en principio nadie espera nada de nosotros. Unos instantes en los que más o menos nos dejamos en paz unos a otros. Cualquier urgencia, al menos las más cotidianas, puede esperar. También es un buen momento para escribir. No para escribir algo concreto, sino para escribir sin más, en intransitivo. Yo lo hago constantemente en cuadernos, cuadernos negros, o color naranja, o rojos, con la pluma, y me gusta estar solo en completo silencio, escuchando el ruido del trazo sobre el papel. A veces, como ahora, tecleo en esta máquina. Sólo por el gusto de hacerlo, de poner un poco de orden en mi cabeza. O para desentumecer los dedos. Escribir lo más superficial, saborear cada palabra, puede ser lo más profundo. El instante parece que no pasa, aunque en realidad vuela. Porque lo que pasa también pudiera ser lo más permanente, lo único que quede al final.
Identificación absoluta con cada una de las palabras de esta nota para un diario. Es la condensación más radical que conozco de la dicotomía “vivir para escribir/escribir para vivir.
¡Qué inmenso placer es leerte, Alvaro!
gracias David por tu mensaje
me alegra que te haya gustado
Mis sábados tienen un tono bastante similar.
Al finalizar, me he acordado de esra cita: ” Haber sido, es la forma más segura de ser”. Cito de memoria y creo no equivocarme.
Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Gracias Alegría!
Gracias otra vez, y por el artículo. No sé porqué no sale el comentario por más que le doy a aprobar
La escritura ocurre, sin más. Aún cuando uno se dispone a hacer un bollo y arrojar al cesto de basura esas cuatro palabras gastadas y repetidas. Gracias por compartir!