El nómada sedentario

Tengo a Cees Nooteboom por uno de los escritores mayores de nuestro tiempo. Sin duda. Aún no lo he leído bastante porque he llegado tarde a él, como a otros muchos. Pero siempre que me asomo a su obra me encuentro en un terreno a la vez familiar y extraño. Una forma posible de acercarse a este escritor (no creo que sea la óptima por cierto, tan sólo una entre muchas) es leer la antología de su obra que ha preparado Rüdiger Safranski con el título de Tenía mil vidas y elegí una sola (Siruela, 2012). No puedo evitar decir que como título  se trata de una frase un tanto excesiva, propia de alguien con formación filosófica más que de quien está acostumbrado a lidiar con la palabra concreta, creativa y poética. ¿Acaso se puede elegir una vida? Nadie se puede creer eso. Nooteboom ha elegido más bien las mil que tenía por delante, aunque en su caso como en el de todo verdadero escritor eso signifique no elegir ninguna, descartarlas todas por insuficientes, o sea quedarse literalmente sin nada. O con la nada (la nada de lo que llamamos habitualmente algo), depende como se mire. Pero, puestos a sintetizar, cosa que a los filósofos les encanta, yo diría más bien que Nooteboom  ha elegido dos vidas, lo que se ha traducido en que su obra (de la que aquí se nos ofrecen una serie de pasajes) tiene dos almas: una nómada y otra sedentaria. Eso les ha pasado a muchos, pensemos en Josep Pla o en Nicolas Bouvier, aunque en ambos la vida se dividió primero en nómada y luego en sedentario. Nooteboom en cambio ha sido y es las dos cosas a la vez a lo largo del tiempo y por eso ha seguido escribiendo novelas en su madurez vital, cosa que no hicieron ni el ampurdanés ni mucho menos el ginebrino. El tiempo, la memoria, el peso y la entidad de los recuerdos, la luz, el paisaje exterior, la pintura: esos son los grandes o pequeños asuntos que Nooteboom ha cultivado como pocos y de los que está antología nos brinda unas brillantes muestras.

5 Comments El nómada sedentario

  1. Eleonora 28/08/2012 at 16:30

    Esta foto es tan de Buenos Aires , que duele.

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  2. Álvaro de la Rica 28/08/2012 at 18:27

    ya
    era un pequeño homenaje a nuestra amistad y a los grandes viajeros que pasaron por allí
    queda lejos de tu casa?

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  3. Eleonora 28/08/2012 at 23:19

    Pues… a unos 4 km. Está en el barrio más antiguo, San Telmo.Lo que me orientó en la foto fueron las plaquetas esmaltadas de la numeración de la casa, tan típicas de Bs.As.En mi casa acaban de robarla, una pena.Pero podría recuperarla: en la feria de antigüedades de ese mismo barrio venden centenares de ellas,todas compradas a los chicos que pacientemente las destornillan casa por casa…

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  4. Álvaro de la Rica 28/08/2012 at 23:23

    entonces me alojaré allí cuando vaya a visitarte

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  5. Eleonora 28/08/2012 at 23:47

    Encantada, seré una feliz anfitriona.

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