No resulta fácil expresar el placer, el gusto, el contento con el que alguien como yo lee a Augusto Monterroso; especialmente al Monterroso hombre de letras, escritor para escritores, al Monterroso que habla directamente de libros, o de autores, al Monterroso que cita como nadie. Me gusta todo en Monterroso: la brevedad, la apasionada distancia, su humor de tímido enmascarado, la amplitud de lo que sabe y lo concreto que era cada vez que hablaba de lo que fuese. Monterroso es un lujo de la literatura hispánica y universal porque nos recordó, una y otra vez, que “en literatura no hay nada escrito”. (Tercer punto del Decálogo del escritor). Sé que cada uno de esos mandamientos tiene su reverso, pero yo me quedo con la sugerencia, por irónica que sea, de que lo único cierto e importante en literatura es la libertad que te permite desplegar. Si yo fuera Monterroso escribiría aquí mismo un palíndromo imborrable con esas dos palabras cuasi sinónimas. Pero evidentemente no lo soy.
RBA presenta ahora La letra e y otras letras (2102), un volumen que contiene tres de sus obras finales: La letra e, Literatura y vida y Pájaros de Hispanoamérica, en el que se puede experimentar a fondo el placer de leer a Monterroso.
La letra e contiene un “diario” de los años 1983, 1984 y 1985. Allí encontramos al autor en estado puro, con sus juegos constantes, con sus lecturas y observaciones, sus viajes, sus filias (y alguna fobia), con sus virtudes y los defectos (simplemente la otra cara de la moneda) que tampoco ocultaba. Literatura y vida es un libro de pocas páginas pero yo lo considero uno de los mejores que escribió: en él se encuentran no pocas claves de su mundo intelectual y vital, ese “pequeño mundo del hombre” que él había descubierto, gracias al libro de Francisco Rico, en un texto de John Donne. En Pájaros de América el editor ha mantenido los retratos no incluidos en La letra e, incluido uno del reciente Premio Reina Sofía de Poesía Ernesto Cardenal y otro del propio Monterroso escrito por Eduardo Torres (protagonista de Lo demás es silencio) que comienza con esta frase memorable: “Sin empinarme, mido fácilmente uno sesenta”.
A lo mejor algún lector se estará preguntando si Monterroso era otro de esos anormales que viven por y para los libros. En las páginas 162 y 163 he encontrado esta perla que me gustaría que fuese para mi una règle du jeu: “Existen los que dicen no haber vivido sino la vida de los libros. Yo no: he vivido, odiado y amado, gozado y sufrido por mí mismo; y he sido y mi vida ha sido eso; pero a medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que siempre lo he hecho como si todo –incluso en las ocasiones de mayor sufrimiento y en el momento mismo de ocurrir– fuera el material de un cuento, de una frase o de una línea. Ignoro si esto es bueno, si me gusta o no.” Amen.
Buenos libros han recopilado, creo que me he leído todos los de Monterroso, mi preferido es La letra e, lo tengo enlazado en mi blog en pdf también las Prosas apátridas de Ribeyro, cada vez me gustan más estos libros y me voy alejando , creo que de una forma exagerada, de las novelas, cuentos…
cuando me pasa eso que dices, que es con frecuencia, me leo una historia de Joseph Roth, de Lenz, de Goyen, de la Dinesen y se me pasa en parte
por lo demás Ribeyro es increíblemente buen escritor, para mí el mejor de su generación, boom incluido
Un texto de Ribeyro, pertence a
La caza sutil, dificil de encontrar por lo menos en Barcelona.
http://elarriero.lamula.pe/2011/01/09/el-amor-a-los-libros-por-julio-ramon-ribeyro/javierto
gracias lo leo al tiro
Debe ser que algo se contagia cuando se lee a los buenos, porque en mi opinión este es uno de los mejores momentos del blog.
muchísimas gracias… muy amable!!!