Portraits

El arte del retrato es un viejo arte. Vinculado a la biografía, cuando menos viene de la Grecia ática. En el siglo XX ha reverdecido, también, gracias a la fotografía. Y en concreto el retrato fotográfico de escritores que comenzó, como tantas otras cosas en ese ámbito novedoso, gracias a Nadar. Ahora se publica en libro una colección de doscientos cincuenta en un volumen titulado Escritores. Grandes autores vistos por grandes fotógrafos (Ediciones Blume, 2014). Se trata de una obra brillante en la que Richard Avedon, Man Ray, Martine Frank, E.O. Hoppé, Herbert List, Giséle Freund, Ferdinando Scianna o Elliott Erwitt entre otros muchos retratan con su cámara a algunos de los más destacados poetas y novelistas del siglo XX. Hay algunos trabajos menos conocidos, y bellísimos, como por ejemplo el retrato fotográfico de Apollinaire realizado por Pablo Picasso en París en 1910, o el de Marina Tsvetáeva por Max Voloshin de 1911. Algunos se han convertido ya en imágenes emblemáticas, comenzando por la serie de Cartier-Bresson (Beckett, Camus, Mauriac, Sartre) y terminando por el insuperable retrato que de Prévert realizara en 1955 ese genio que fue Robert Doisneau. El libro, además, incluye unos textos breves de un equipo de colaboradores que han confeccionado notas más que pertinentes en la que en pocos y atinados trazos se enmarcan debidamente las imágenes. Se trata de un libro, antes que nada, para el placer de la vista. Para hojearlo sin descanso, pero también puede que nos sirva para meditar en algo: ¿qué hay detrás de todo esto que podría parecer una simple manía fetichista? Como en la figura borgiana del rostro que revela, como un mapa mental, los meandros de una biografía, detrás de cada escritor hay una existencia plena de emociones, de peripecias y lances, de fracasos íntimos, de deseos incumplidos y de ilusiones más o menos malogradas. Éstas no sólo se reflejan una y otra vez en sus páginas sino que afloran en las arrugas de su piel, en su mirada, en su forma de vestir y en su gesto. El fotógrafo a veces lo capta, más por lo que sugiere que por lo que e capaz de expresar o de apresar. En alguna medida podría ser un ejercicio de arte comparado (en la foto Alfredo Bioy)

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