Patrick Leigh-Fermor

“Qué es lo que nutre mi mente, preguntas tú, en estos tiempos difíciles?”. Para la pregunta de Mathew Arnold yo no tengo mas que una respuesta: los libros. En estos días los libros de Patrick Leigh-Fermor, al que leo sin parar. ¿Qué tiene su escritura para que me fascine tanto? Nada especial. Y todo. Una mezcla de sinceridad y distancia, que al mismo tiempo es respeto por el objeto del que habla. Me gusta cómo trata de cualquier asunto (en este caso la vida o no-vida de los monjes benedictinos con los que mora, en Un tiempo para callar, Elba, 2010), cómo procura comprender hasta el final sin juzgar y cómo al mismo tiempo no renuncia en absoluto a su criterio. Que le importaba mucho el respeto lo indica un comentario dejado de paso al final de su relato de la estancia en Saint Wandrille. “Yo vivía con el temor de que sucediera un hecho que hubiera convertido esta apacible morada en otra difícil, cuando no intolerable: una pregunta directa sobre mis convicciones religiosas personales”. El respeto llama al respeto. Y el silencio no excluye la confidencia. Cuenta que los primeros días en la celda se sentía deprimido “por la falta de alcohol, pues su desaparición había supuesto un abrupto cambio en mis hábitos de bebedor”. En la celda que ocupó en la Gran Trapa encontró esta inscripción: “Le prêtre est un homme mangé”. “Mangiato e mai consumato”, escribe Cristina Campo en Diario Bizantino III: “partiendo es partido/ inmolando es inmolado”. Eso puede decirse no sólo de una persona consagrada sino de cualquiera que viva la vida hasta sus últimas consecuencias. Me ha llamado poderosamente la atención que cuando en las primeras paginas de Tiempo de los regalos Leigh-Fermor avanza que su primer viaje, el que realizara a pie desde Rotterdam a Constantinopla, le cambió para siempre, diga que se sentía como Ulises, y cite el verso de la traducción francesa, “plein d’ usage et de raison”. Me pregunto si esa palabra, usage, la leyó en su día Nicolas Bouvier en la misma edición homérica.

P.S. Como habrá comprobado el lector, el texto no está centrado y las preguntas no van precedidas del correspondiente, en castellano, signo de interrogación. Eso se debe a que mi ordenador se rompió el otro día en un traslado y uso uno con teclado norteamericano.

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