Existe una relación de analogía entre el sueño y la literatura que hasta ahora no había entendido. Y tiene que ver con la verdad de las cosas. Cuando alguien en un sueño (me refiero a alguien que se parece a nosotros, que lleva nuestro nombre y que viste como uno pero que ciertamente no es más que una proyección nuestra, como lo son todas las apariciones oníricas, meros fantasma o figuras del sueño) dice algo, eso que dice o que hace o que siente, no se puede atribuir a la persona que duerme y sueña. Los sueños son inimputables porque son incontrolables, y esa es una buena parte de su grandeza. Nos superan en este sentido e introducen en el curso de la realidad dimensiones que de otro modo, con la mera vigilia, no aparecerían nunca. En la literatura de ficción ocurre algo muy parecido: cuando uno pone en juego un personaje, lo que éste dice o hace no se debe controlar. Desde mi punto de vista esta es una de las claves de cualquier creación poética. Más que escribir, el poeta transcribe lo que ve, lo que se le pone delante, y si pretende controlarlo, ser más listo que sus propios personajes, entonces aquella historia pierde fuelle y se desvanece de un plumazo. Yo siento en las primeras líneas de lo que leo si algo está escrito con la inteligencia del autor (entonces no me interesa) o con la imaginación. Como en el sueño, nadie puede controlar lo que hace un personaje.
Hace poco un amigo me decía que mi novela le había desconcertado porque hablaba sobre mí pero, al mismo tiempo, no se reconocía mi voz. Le he dado vueltas y creo que hay un doble error: la novela no habla de mí y es por eso por lo que no se oye mi voz. Se oye la de Jacob, la de Claire. Es lo que hay que juzgar.
Hay un error creo bastante frecuente y es querer leer al escritor y no el texto. Hay gente que mira al escritor y luego al texto como un producto del anterior, cuando yo entiendo que la acción es la contraria, hay que leer como si aquello no fuera de nadie y luego si te interesa puedes investigar al autor pero como creador no como texto.
no sabes hasta qué punto estoy de acuerdo contigo
Es maravillosa esa distinción entre la literatura nacida de las ideas y la nacida de la imaginación que aparece en El tiempo recobrado, estoy de acuerdo.
Mauriac à déjà abordé cette question et bien d’autres aussi. Tu seras toujours présent dans tes personnages comme leur créateur; ta marque sera indélébile et ta sensibilité la prolongation de celle de tes héros, de chacun d’entre eux, autant qu’ils sont.. Mais la se limite le rôle de l’écrivain. L’imagination, le rêve, la fiction et le regard du lecteur font le reste, comme tu le dis bien mieux que moi. Et ceux qui recherchent à tout pris à reconnaître l’un ou l’autre ont tout faux. Surtout continue à enchanter tes lecteurs.
Muchas gracias Esther y Delphine por vuestros comentarios que tanto me animan en la continuación de la novela en la que estoy metido a fondo estos días. No puedo escribir otra cosa porque tengo la sensibilidad a flor de piel.