Clément Rosset (1939-2018). In memoriam

Ha fallecido en París el escritor y filósofo Clément Rosset. Para mí uno de los más queridos y de los más asiduamente leídos y releídos. Hizo de la crítica y del ensayo un arte a la vez limpio y misterioso, claro y abismal, racional y estético. El lenguaje y su doble (hoy inencontrable en la maravillosa edición de Tusquets), Lo invisible, su inicial Filosofía de lo trágico, La force majeur, El principio de crueldad, El objeto singular (publicado recién por Sexto Piso) y tantos otros títulos que, lejos de la biblioteca, no obstante, me vienen a la memoria con emoción. Su escritura era breve, lo que sin duda es preferible cuando se trata de lo mejor. Pienso que no le hubiera molestado que se dijera que era irrepetible, singular, real. Justo de aquellos que pocos parecen llevar con bien (de haber escrito en español, no estoy seguro de que aquí se le hubieran publicado muchos de sus libros a pesar de que son, no exagero, verdaderas joyas). Sueño con tener un día un volumen único de sus escritos en Pléiade. De entre todos hay uno que llevo conmigo y tengo siempre a mano, en la mochila, menos el día en qué murió (en qué estaría yo pensando). La noche de mayo, una de las piezas sobre Proust tan extraordinarias o más que la propia escritura proustiana.

© De la foto, Manuel Astur.

2 Comments Clément Rosset (1939-2018). In memoriam

  1. H. Jablonski 05/04/2018 at 01:55

    Oh, no traiciona mi acercamiento a los libros de Clément Rosset. Exalta la lectura pasada; inspira una nueva lectura (con ese temblor de tristeza; se nos fue Clément Rosset).

    He aquí, manera de ofrenda, una de las grabaciones de una tertulia que tenía lugar en la Petite salle de Beaubourg. (Dans le cadre du cycle “Réponses & objections”.) Anticipar las citas era anticipar una fiesta. En los comentarios de Clément Rosset cabía el tesoro de las bibliotecas de nuestro mundo. Sin ostentación. COMO SI fuese improvisado, don Alvaro. El Coltrane de la filosofía. Invitación al juego, o caricia o arañazo, siempre era con elegancia. Recuerdo. (Ruwen Ogien era parte de la tertulia y el más joven; ahora también “se ha muerto para siempre”.)

    https://www.centrepompidou.fr/id/cK9GEd/rzaoG7/en

    Mi gratitud, don Álvaro.

    post scriptum Suavemente firme, con permiso: andaba con gusto leyendo Clément Rosset en Les éditions de Minuit, ojalà no cesa. (Entre sus vecinos de estante, aquí, Samuel Beckett.) Formato por escritos breves, lo escribes. El lector rezaga la llegada a la última página.

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    1. Álvaro de la Rica 06/04/2018 at 09:42

      Qué bonito comentario, querida Hannah.
      Cuando muere alguien como él, el mundo parece un poco más pobre, y al mismo tiempo es cuando podemos reconocer el valor de que existan los libros. Su mera presencia física asegura la posibilidad de revivir con el escritor.
      El Coltrane de la filosofía. ¡Qué bueno y qué cierto!
      Gracias por el link a la tertulia. Una joya. Gracias por todo

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