La pintura de Arikha, sea el interior de una biblioteca, sea la vista desde una ventana, nos hace sumergirnos inmediatamente en el seno de lo visible, según ese entramado vivo y cálido que vemos al instante cuando entramos en un cuarto. La superficie de la tela se organiza de acuerdo a las leyes propias de la pintura, pero jamás rehusa la obediencia a la realidad visible.
Jean Clair, en Autoportrait au visage absente.
Tuve la suerte de "encontrarme" con su obra en el British Museum hace unos años y pude ver sus carboncillos…
Me gusta muchísimo.