Todo sustituible. Todo reemplazable. Todo puede morir y desaparecer: detrás están los sustitutos, como en los parques de diversiones esos muñecos que caen a cada tiro de escopeta y son súbitamente sustituidos por otros y otros. Es decir, que no hay nada que obligue a vivir, ni nada que desobligue. Todo, o casi todo, es mentira porque cae o puede caer. Lo único que es fiel es esta sed de algo por lo que vivir. Pero tampoco lo es absolutamente puesto que está entre otras sedes y hambres y se alterna con ellas, y puede desaparecer por varios años y reaparecer.
Del Diario de Alejandra Pizarnik
(La foto está tomada en la librería Centra del carrer Mallorca)
efectivamente todo es sustituible, me da que hoy tienes un día depre, hazte mirar. Un bx L.R.
Mi estado natural es lo que tu llamas depre. Pessoa lo llamaba desasosiego, Carlo Emilio Gadda dolor, Unamuno “sentido trágico de la vida”, los gallegos morriña, los portugeses saudade, y yo prefiero seguir denominando simplemente “melancolía” (que por cierto es como solían calificarlo los psicólogos de la escuela austríaca). Es un estado que tiene una ventaja.
supongo que la ventaja sera que siempre se puede ir a mejor, o que todo se recibe con más interes, afecto…que cuando te parece tener todo.
C’est mélancolique, mais c’est beau, et c’est un peu vrai aussi.
Siempre hay que esperar la opción de la reaparición. Por mucho que tarde, por mucho que pretenda resistirse.
Más fuerte es la voluntad: esa voluntad de querer reaparecer. ¿No?
Muchos besos.