Principio y fin de la nieve

Aprendí en Sisley que la nieve no tiene principio ni fin. Aparece. Desaparece. Nunca he salido de Hopkins Forest. Se le espera pero nunca se puede decir: ya, ahora es cuando va a comenzar a nevar. Nieve virgen. Nieve perpetua, pero nieve fugaz y pasajera. J´entre pour un instant dans la grand neige. A pesar de lo que pueda parecer a simple vista, está siempre cambiando: aumentando, helándose, derritiéndose. En silencio. Del blanco al negro. Del negro del cielo que la anuncia al blanco de sus cristales transparentes. Nieve dura. Nieve blanda. No la vemos como es: haría falta un cristal de aumentos. La nieve nos recuerda que la naturaleza está escrita, misteriosamente, con caracteres geométricos. La nieve será engañosa y evanescente o sencillamente invisible. En todo caso es de una belleza fulgurante. Siempre. La nieve se parece mucho a la vida, siempre cayendo, apareciendo, ensuciándose, desapareciendo…
(La foto pertenece al blog cosaswood: os recomiendo que piquéis encima para verla bien)

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