Notas para un diario 160

Volvemos de Gerona. Gerona (como Roma, como París, como Siena, Cracovia, Ginebra, Venecia, Lisboa, Nantes, y otras ciudades de Europa) no defrauda nunca. Cada vez que voy encuentro la misma ciudad distinta. Días intensos de conversación y de risas. Imposible siquiera asomarme de golpe a tantas cosas oídas, sentidas, presentidas. Menchu, Pepa, Esther, Xavi y Marta, Paula… Poco a poco, tal vez, sea posible desentrañar esos lazos de amistad fuerte. Las causas o las consecuencias. Pero no todavía. Es pronto. Dejemos que corra el tiempo cronológico, el menos importante de los ciclos del tiempo. Ya está todo dado, reconstruido y reconstituido. Al comenzar el acto se produjo una sincronía. Menchu comenzó leyendo el principio de un texto: “Yo no conocía a Alvaro hasta que este libro llegó a mis manos, y desde ese momento siento que nos une un puente… un puente en forma de herida, ésa herida de la que habla Kafka en su cuento Un médico rural, “vine al mundo con una maravillosa herida cono única herencia”. De ese herida, entendida como semilla, y de sus frutos creo que está hecho este libro, y en gran medida todos los libros. La herida es “maravillosa” porque es de naturaleza transformadora; porque en ella está el origen de la poesía y de la experiencia mística…” Publicaré pronto ese texto bellísimo. Cuando lo oía, ese principio, me estremecí pensando en el pasaje de Baudelaire que alguien muy querido me había enviado al móvil esa misma mañana, y que había iluminado el día con una presencia: Malheureux peut-être l’homme, mais heureux l’artiste que le désir déchire! Je brûle de peindre celle qui m’est apparue si rarement et qui a fui si vite, comme une belle chose regrettable derrière le voyageur emporté dans la nuit. Comme il y a longtemps déjà qu’elle a disparu! Elle est belle, et plus que belle; elle est surprenante. En elle le noir abonde: et tout ce qu’elle inspire est nocturne et profond. Ses yeux sont deux antres où scintille vaguement le mystère, et son regard illumine comme l’éclair: c’est une explosion dans les ténèbres. Je la comparerais à un soleil noir, si l’on pouvait concevoir un astre noir versant la lumière et le bonheur… No quiero seguir; este pequeño poema es de los que no se puede mirar de frente, de lo bello que es: pero esa referencia inicial a la herida, al deseo, au désir de mourir lentement sous son regard, resonaba en mí al oír a Menchu, y también a Esther, y a Pepa. El viaje, con sus tiempos largos, de espera, de ausencia, con la larga conversación nocturna animada por los espíritus, ha dado pie a numerosas confesiones, más o menos indiscretas. Pero estamos en buenas manos. En manos amigas, fuertes, tolerantes, acogedoras. Personas bajo cuya mirada uno moriría, podría hasta prolongar los tormentos eternos del morir, eso que algunos llaman vida. Un lugar que no es. Gerona. La Belén de los místicos judíos del medioevo, los que buscaron la redoutable Divinité a los pies de las personas a las que amaron.

2 Comments Notas para un diario 160

  1. Eidyllion 28/03/2010 at 20:32

    Qué misterioso, Alvaro, encontrarse à côté o bajo la mirada de un amigo/amor y que ya no importe la muerte… Me estremece la escena: cumplido el objetivo -me conoces, me has hecho real ante tus ojos, me has dado la oportunidad de ser- ya puedo marchar en paz.

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  2. delarica@unav.es 29/03/2010 at 15:27

    pues sí, así lo veo yo también, misteriosa amiga

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