Notas para un diario 34

Mi amiga Cecilia Dreymüller (recuerdo una cena ¿memorable? con Roswita en el Suquet: y no me refiero a la monja) ha publicado en Galaxia Gutenberg su visión de la literatura narrativa alemana contemporánea, con el handkeano título de Incisiones (“Yo vivo en los intersticios…”). Es la bellísima historia de un comienzo auténtico (so sorry Adorno: wir sind nicht die letzten, non siamo gli ultimi: no aceptamos ninguna victoria póstuma; nos va demasiado en este siniestro juego con la muerte). Lectura obligada y que iré comentando poco a poco, como se merece. Cecilia es la que más sabe (sobre la Bachmann, sobre Handke, sobre Sebald y sobre tantas otras cosas. ¿Y sobre Magris? Et pour quoi pas?) Obsesionado con Van Morrison (Melancholia, melancholia… desde que me ha despertado hace dos horas la he escuchado aprox. treinta y cinco veces, en efecto soy un neurótico redomado) y con otras cosas: tiempo de despedidas. ¡Philip Roth ponte la bufanda! Suites 5 y 6 de Bach por Thomas Demenga: el sonido más puro. Ayer primera comunión en la Virgen del Soto: atiendo con emoción al rito. ¿No era Kafka quien dijo, en un bautizo en Planà, que sólo en el rito católico oía el eco de lo sagrado? No me lo invento, lo puedo documentar. Bueeeeeeeno, ¿y qué? No te vayas, no te vayas. ¿Se puede echar mortalmente de menos a alguien antes de que se vaya? ¿Por qué me quedo siempre out of Africa, out of you? Just once you letted me in for a second; I´m still astonsihed, you really are a most complex kind of person; believe it or not, in fact I had the intuition that such kind of episodes (I´m talking about the four kisses tango) might have happened in your life. “Vale, si quieres me quedo a vivir en un portal. Vuelvo a la ciudad mágica, a la ciudad de los símbolos”. Allí me enteré de la elección del Papa polaco. Otra casualidad. Uno de los viajes que tenemos pendientes: una semana en el Hotel Copérnico de Cracovia (es de la cadena Relais Chateux: una pasada y además de ladrillo rojo; si no te lo crees, míralo por internet). Te prometo que te lo cuento todo: incluso lo que no quieres oír. Con una condición: que recemos en cada uno de los conventos de la ciudad y frente a la dama del armiño. Nos vamos a hartar porque los hay a cientos. ¿Quién se anima a hacer algo parecido a lo de Cecilia con la poesía polaca: Herbert, Szymborska, Zagayewski, Milosz, the Krakow school, the first, the second and the last avant-guard, bla, bla, Watt, Rózewicz, ¿sigo? pues son, como decirlo de forma original, eso, la punta del iceberg, sólo la punta del iceberg… Poesía polaca y prosa alemana: la prosa diaria y la poesía para los días de fiesta. Venga ya! Por cierto, nuevos países se incorporan al blog: de Rusia a Coslada y de Suecia a l´Hospitalet. Tiene su gracia la cosa. No os preocupéis, no descanso en verano, así estoy. No pienso ir a la playa. ¡Qué ordinariez, con tanta gente alrededor! Cada vez me parezco más a quien no quiero parecerme. No eres tú, no seas tan egocéntrico, coño, que no todo gira entorno a ti, bastante tienes con lo que te has llevado, menuda lotería: no te lo crees ni tú, tururú. ¿Qué prefieres? ¿Cien años de pedrea o que te toque el gordo una sola vez? Y yo que sigo pensando que no te has enterado de nada. ¿Quién es el egocéntrico ahora? La prosa diaria y la poesía para los días de fiesta. Hay un tiempo para todo. Para morir sobre todo. Por qué te vas y por qué te lo llevas todo, ladrona, ¿te acuerdas del beso de la Kelly en AAUL?, qué pasada, que cosa más friki. ¿Se escribe así? Pues te confieso que prefiero a Marnie, a Marnie, la Ladrona. Mucho más interesante: no quiero a nadie que no tenga problemas, y además de los serios. Y si no que lo diga su yerno (el de Philadelphia, la peli del video de antes de ayer)
(La foto es de Pamplona, de la muralla que cerraban por las noches con llave hasta hace bien poco (si no os lo tragáis, leed las memorias del bueno de Baroja): el día que se dejó de mantener a la gente en el redil se fue todo a la porra, ¿no creéis?)

3 Comments Notas para un diario 34

  1. Anna A. 22/06/2008 at 09:59

    No sé cómo darte las gracias. Las Suites de Bach… qué regalo.

    Era eso justo lo que buscaba. Ese sonido que parece que antes de saber que existe ya lo llevas dentro. Muy dentro.

    Estoy con Rothko y Bach, al mismo tiempo. Lo sagrado en el arte. Estudios de domingo.

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  2. Alvaro de la Rica 22/06/2008 at 11:16

    De lo sagrado en el arte…no te lo creas, hay cantidad de palabrería…no, de verdad, no hace falta que te lo diga a ti, con lo inteligente que eres
    por cierto, no me firmaste la foto y ya está enmarcada (que horror!)
    oye, quiero la del puerto firmada (previo pago: pon un precio a nuestra amistad)

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  3. Anna A. 22/06/2008 at 11:45

    Si no te conociera como te conozco, pensaría que me hablas en serio. ¿Precio a nuestra amistad? Alvaro, estás fatal.

    Lo del sagrado, lo sé. Pero qué a pecho se lo toman ciertos profesores!
    Me gustaría saber qué ocultan tras todo eso.

    Cuenta con la foto, pero ya hablaremos del tema.

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Notas para un diario 22

Discusión en el Parlamento español sobre los crucifijos en las tomas de posesión de los miembros del Gobierno y en otros ámbitos públicos. Recuerdo siempre la frase de Cyprian Norwid, el poeta modernista polaco: “Nunca detrás de sí mismo con la Cruz del Salvador, sino detrás del Salvador con la propia cruz”. Qué difícil es encontrar un liberal. Hablo con L., entre otras cosas, de liberalismo, postmodernidad y no sé como llegamos a lo que ambos pensamos sobre la Cruz. Me dice que me ve ensimismado (otro amigo me confirma que mi escrito sobre la amistad es “humano, demasiado humano”). Tiene razón. Me ofrece su ayuda en un gesto de amistad. Cuando he estado en sitios y momentos especiales (Auschwitz, por ejemplo), he sentido el impulso de llamarle o de ponerle un mensaje. He puesto a los alumnos la película Sin destino. Muchos salían llorando: las mujeres de un modo más visible (y honesto, comosiempre). Releo algunas partes de la correspondencia de Rilke (Merlín, la amiga venciana, Tour und Taxis, Benvenuta, Clara, cómo no). Me doy cuenta de que Trieste se convirtió para él en un polo de atracción. Empiezo a escribir el texto sobre Magris y el viaje interior. Algunos de los más grandes viajeros han sido los viajeros al interior: Juan de Patmos, Virgilio y Dante en el infierno. Ayer me dormí oyendo, en la radio, una lectura de las visiones del infierno de Faustina Kowalska. Siete estrados en el infierno. Como en la escala de Mahoma. Como en el Eliot del tercer movimiento de Ash Wednesday. Me parece que el cuarto o quinto es la falta de luz que no obstante permite distinguirse (hombres y demonios). Me levanté a apuntar la referencia y a sacudirme el miedo con un lingotazo de whisky. El que bebía Josep Pla, otro gran viajero interior. Los mejores libros comienzan cuando se afinca en El Ampurdán. Volvió a Argentina por razones eróticas. Y escribió las Notas per a un diari. “Toma catalán”. Eran los años 65 y 66, en los que nací.
(La foto es de Bracha LICHTENBERG-ETTINGER)

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