Una persona muy especial para mí me mandó hace dos años, más o menos, esta canción. Desde entonces la he escuchado muchas veces, miles, en situaciones diferentes, y siempre me ha parecido increíblemente buena, me he sentido unido a esa canción de una manera muy especial, que no viene al caso pormenorizar. El hecho es que no sabía ni el título de la canción: la grabé en el itunes y en el ipod, pero olvidé escribir el título o el nombre del autor. De hecho la tenía puesta con el nombre propio de la persona en cuestión. Quizás eso fue lo que me hizo identificarla con ella, en cierto sentido y por un tiempo. Hace pocos días le pedí que me dijera el título, porque quería buscarla en youtube para ponerla en el blog. Se la mandé con un sms en formato mp3, pero no la pudo abrir (la verdad es que es un desastre con los ordenadores, lo que por cierto para mí la convierte en alguien especialmente entrañable). Me dijo que no la podía abrir, pero fuese porque vio que yo la tenía grabada con su nombre, o por lo que fuere (la realidad es que me ha mandado a lo largo del tiempo no sé si cientos pero sí decenas de canciones), me dijo que seguramente sería Northern Sky de Nick Drake. Y así era en efecto. Lo adivinó tal cual, a la primera, sin dudar apenas, después de dos años en los que ha llovido mucho mucho sobre las vidas de todos nosotros.
Cuando me la mandó, inicialmente, yo desconocía la existencia de Nick Drake, su autor, y no la había oído nunca antes; cuando vi la película Serendipity, ni siquiera había reparado en ella, lo que demuestra una vez más que soy lento para todo lo mejor. Serendipity: no es fácil traducir esa palabra inglesa que acuñó hace siglo y medio Horace Walpole. Yo la traduciría como una coincidencia especial, pero también como algo que se da por anticipado. No nos damos cuenta de la cantidad de cosas que se nos dan en la vida por adelantado, pero que cuando se nos ofrecen no las vemos. En el mejor de los casos, sólo las intuimos, e incluso apenas nos atrevemos a desearlas para nosotros. A veces porque nos parecen fuera de nuestro alcance, a veces porque nos parecen malas. Cuando hacemos algo malo, muy malo, con eso se nos están dando por adelantado otras cosas buenas, que dependen de esa maldad de una forma misteriosa: por ejemplo se nos puede estar ofreciendo de antemano la humildad, el arrepentimiento, la experiencia de nuestra limitación, la posibilidad de mejorar, por tenue o remota que ésta sea. Siempre he pensado que una resistencia contiene también una fuerza o una luz: los de mi ya casi venerable quinta recordaréis aquellas dinamos que llevábamos en las ruedas de las bicis y que iluminaban los pequeños faros con el rozamiento con la rueda trasera. Cuando comprendí la letra de la canción, especialmente alguna de sus frases (I never felt magic crazy as this/I never saw moons knew the meaning of the sea/I never held emotion in the palm of my hand/Or felt sweet breezes in the top of a tree/But now you’re here/Brighten my northern sky./I’ve been a long time that I’m waiting/Been a long that I’m blown/I’ve been a long time that I’ve wandered/Through the people I have known/Oh, if you would and you could/Straighten my new mind’s eye…/Would you love me through the winter?/Would you love me ’til I’m dead?/Oh, if you would and you could/Come blow your horn on high… ) Es una canción de amor, triste por el tono pero llena de esperanza, en la que alguien le dice a otra persona que nunca ha sentido esa locura mágica por nadie, que nunca ha conocido lunas que le revelaran los secretos del mar, que nunca había sostenido la emoción en la palma de su mano ni sentido una brisa dulce en lo alto de un árbol…, pero que ahora sí, que después de haber esperado largos años, de haberla buscado en los rostros de los demás, de haber sido literalmente barrido por el soplo terrible de la vida o el desamor, que siente el verdadero amor hasta la locura sólo porque esa persona está ahí, y que eso lo cambia todo, y que, si ella puede, y quiere, puede iluminar su cielo y ser su norte, que puede enderezar su mirada perdida y renovarla; después, antes de repetirle esas cosas, por si no se ha enterado bien, le hace dos preguntas sencillas pero de esas que hay que pensarlas bien antes de contestar a la ligera: ¿me amarás a lo largo del crudo invierno?¿me amarás hasta que me mueras?… Si es así, haz que suene tu voz alta y profunda como el sonido de un cuerno. Lo que no sabía entonces, cuando me mandaron esa canción, era lo que se me estaba otorgando al mismo tiempo, lo que esa canción anticipaba. Desde luego nada que tenga que ver en absoluto con la persona que me mandó la canción; nada que ver. Tampoco ahora lo sé del todo, pero por primera vez creo que lo intuyo. De haberlo sabido entonces, de haber conocido que se produciría tal coincidencia, esa increíble coincidencia con otros hechos de mi vida, creo que no hubiera sido capaz de escucharla ni una sola vez. A veces me aterra pensar lo ciegos que estamos, la incapacidad que manifestamos para ver señales de cosas (y me refiero a cosas terribles) que, pasado un tiempo (a veces largo o larguísimo) pueden convertirse en las grandes luminarias de nuestra vida. Hablo por mí, desde luego, en este caso.
La luna sobre un castillo blanco, la esencia en la palma de la mano, la brisa dulce entre las ramas de los árboles, la mente de un hombre nuevo que renace desde el horror, ante una mera presencia clemente y llena de misericordia (la empatía del corazón que surge de la humildad), y el invierno que anuncia la muerte, el deseo íntimo íntimo de la muerte… ¿cómo he podido estar tan ciego? ¿por qué ocurren así las cosas? ¿es que no me voy a dar cuenta jamás de que todo, absolutamente todo, está ya escrito en el libro de la vida? ¿cuándo voy a aprender a leerlo, un poco, aunque sólo sea un poco?… a duras penas soy capaz de conformar las primeras sílabas de una cartilla para principiantes.
Este es un fragmento de la película en la que suena la canción de Nick Drake; por cierto, confieso que me encanta John Cusack, como actor claro está, ja, ja, ja.
Adoro a John Cusak..y no sólo como actor. Es tan normal…
Que las cosas están delante y no las vemos, las lucecitas que se encienden, avisándonos, sonando las alarmas…esto sí que es familiar, cotidiano. Gran autor y mágica canción. Abrazos.
estoy fascinado con la niña del poema, cada vez más incisiva (y lúgubre, quizás), más autocrítica, más insobornable con el sentido de la realidad: qué madurez, cuando eso no ha empezado siquiera, o tal vez sí
es un poema serpiente: los discos están articulados y cuando se acercan a la cabeza son contienen cada vez más veneno: la literatura, como la farmacia, se hace con veneno, en las dosis adecuadas
ah, ¿me regalaras la plaquette, si se publica? (tendré el dudoso honor de haber sido el primer crítico)
Corren malos tiempos para la lírica, querido Álvaro. Pero prometido queda si ocurre el milagro alguna vez. Más abrazos.
Es curiosa tu traducción de Serendipity, yo siempre creí que se trataba de esa suerte que nos permite encontrar tesoros o hallazgos felices, yo leí el cuento de aquelos tres príncipes que incidentalmente hacían esos descubrimientos afortunados y que llevó a Walpole a acuñarla, y como todas esas palabras que no tienen traducción me fascinaba. Pero me gusta tu post, es verdad que no vemos, que cerramos los ojos a todo lo que tememos que venga y cuando llega y aterrizamos de bruces nos damos cuenta de que teníamos todos los avisos… así lo contaban los escritores de mi libro balcánico, y así suele ser… Lo que me gusta también es eso que dices de que las desdichas nos ofrecen oportunidades de aprender arrepentimiento, humildad, etc… Para mí, desde que empecé esta segunda fase vital, eran la ocasión de entender, de acceder al conocimiento… Pero qué agotadoras resultan algunas veces esas caídas, como el dolor…
Bien por Nick Drake! Y a mí también me gusta John Cusack… qué bien estaba en la peli de Hornby, High Fidelity
mi traducción es macarrónica: lo sé, pero…
recuerdo que de pequeños nos contaban aquello de que la penicilina se descubrió de chiripa: pues menos mal, pensaba yo, pensando en que la gente, antes de la vacuna, morían como chinches; entonces venía todo aquello de que el científico se dio cuenta de que los únicos que no morían eran los vaqueros que ordeñaban las vacas: eureka!, lo que les salva es algo que tienen entre manos. Pues las tetas, decía yo. No, so bestia, no son las tetas, es el bacilo de Koch.
O sea que sí, que era un encuentro feliz, como en el cuento de los príncipes, pero también era algo que se les estaba dando por adelantado sin que lo supieran
bueno, tonterías mías, gracias por el comentario!
Me encanta John Cusack,como actor y como hombre,por eso vi la película. Porque tengo un afán de coleccionismo incontrolable (quizá acabe con un diógenes…) y me dedico a guardar todas sus películas.
Ésta no me gustó especialmente, pero desde que la vi he pensado mucho en los accidentes afortunados. Aunque tampoco me fijé en la canción.
"Es lo que tienen las casualidades, que a veces significan algo más".
a mí tampoco, la película
hay un libro precioso de Auster sobre los encuentros afortunados y las casualidades: el cuaderno rojo, aunque en los diaristas del XIX y el XX hay un filón inagotable: pienso por ejemplo en los diarios americanos de Hawthorne
Sí, ese cuaderno rojo de Auster es magnífico, él escribió mucho acerca de esos azares, con los que siempre nos encontramos, y los que escribimos aún más, estamos rodeados de signos, respondiendo a esa pregunta-oración que yo siempre pensé en inglés, por la canción, y a veces la he dirigido mentalmente al cielo: Show me the way! Ayer el escritor Kalman Barsy me habló de algunos de sus últimos signos y sincronías…
I want you, show me the way, everyday, te acuerdas de Pete Frampton, esta tarde la pondré en tu honor. Leí La cabeza de mi padre y me encantó, menudo escritorazo!
Auster dedica mucho tiempo a los accidentes afortunados, es algo así como la renovación del "realismo mágico".
Hay un libro suyo que es increíble, porque es la recopilación de las historias que los oyentes de su programa de radio le enviaban "Creía que mi padre era Dios". Todas las historias tienen grandes casualidades, grandes momentos inexplicables. Grandes momentos de magia.
Me gusta cómo cuentas lo que hay detrás de una canción. A Drake lo descubrí, también, hace demasiado poco (a través de ese otro blog en el que participo, Luminar), tiene algo de misterioso esa presencia de la muerte en tantas de sus canciones… anuncio del fin de su vida¿?
Por otra parte, cuando se tiene la sensación de que ya no hay nada que nos pueda sorprender (vanidad en estado puro) descubrir música y letras como las de Drake, rejuvenece.
Chico, te alabo el gusto.
Olvidaba, en cuanto a Cusack, estoy con Zbelnu, cuando leí High Fidelity no podía quitarme su cara de la cabeza (también recomendable el libro, lo de las listas musicales como tantas otras cosas, me lleva a mis años mozos, eso sí, siempre evitando caer en llamarles "los cinco imprescindibles en…" -a todos les ha dado ahora por ahí.
acabo de ver tu último post, el de Blow up. Qué fotos!
De Bembibre a Carnaby Street, alucinante.