Mil años de buenas oraciones

Mil años de buenas oraciones
Hacia el comienzo del verano tuve la oportunidad de contemplar en el cine una película titulada Mil años de oraciones. Me precipité a verla con Paula. Como soy muy lento, no me entusiasmó a la primera pero sí me dejó pensativo: acerté a ver en los títulos de crédito que la cinta estaba inspirada en un relato breve, del mismo nombre, de Yiyun Li, una autora de origen chino que escribe en el inglés más bello que he leído en los últimos años. Os podéis figurar que hasta que he encontrado el cuento en cuestión no he parado.
Lejos de ella
Poco después, en vídeo, pude ver otra película que se llama Lejos de ella. La protagonista es Julie Christie, una mujer que me encanta. La trajimos a casa y nos dispusimos a verla, Paula y yo. Si os digo la verdad no puede terminarla: me pareció muy interesante pero yo no estaba in the proper mood.
En Lejos de ella, un viejo profesor universitario tiene que ingresar a su mujer en un mortuorio a causa de una enfermedad mental degenerativa. Una vida de medias verdades y de ingratitud hacían más lacerante el dolor del protagonista. A la mitad me fui a la cama abatido. Al día siguiente, ojeando la carátula, vi que se trataba también de una adaptación. En este caso de un cuento de mi admirada Alice Munro que aquí han traducido como Ver las orejas al lobo (el último cuento del libro Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio)
Las películas y los cuentos
Las cuatro obras, las películas y los relatos correspondientes, son de una insignificancia que sólo es aparente. Apenas pasa nada. Un amigo al que se las recomendé aún no me lo ha perdonado: “Pero si no pasa absolutamente nada”. “Pues eso es lo que a mí me gusta, mira por donde”, le contesté con miedo de que me retirara la palabra para siempre. Lo cierto es que por esas historias pasa la vida entera: el matrimonio, el desamor y el adulterio, la gratitud, la bondad, el abandono y el compromiso, la decrepitud física, la mentira, la incapacidad de comunicarse…
No me gusta entrar en la extraña comparación entre películas y obras literarias. Yo prefiero la letra escrita y por eso me alegro de que algunas historias se lleven a la pantalla: me sirve para después buscar y leer los cuentos con un placer que en este caso ha sido indescriptible.
Un léxico familiar
Naturalmente que en el centro de todo el mundo que despliegan Yiyun Li y la Munro está la familia, esa cosa “curiosa y complicada” que a todos nos da la vida y al mismo tiempo nos trae a mal traer. En el cuento oriental, un padre viudo acude a Detroit a cuidar de su hija china recién divorciada. La hija no le habla, apenas. No puede. Él nunca le enseñó a hablar. Su infancia estuvo marcada por el silencio y la mentira. No obstante, el padre le dice en un momento dado esta bella frase: “We are the only family for each other now, Mr Shi said, almost pleading, but his daughter closes her bedroom door before he says more”.
El relato de Munro no es menos fascinante: Fiona, la mujer, la que un día le puso en el brete de optar entre ella y los constantes amoríos con sus alumnas, se degrada a ojos vista en un sanatorio. Ya no le reconoce y en cambio intima con otro de los internos. Grant, así se llama el protagonista, comprende demasiado tarde cuanto quiere a su mujer (¿qué sentido tiene esta palabra en la discontinuidad mental de Fiona?). Un día la ve llorar en un banco del jardín de la residencia y lo describe con esta melancólica contención: “Al sol de la primavera lloraba débilmente sentada en un banco junto al muro. Seguía siendo amable; se disculpaba por las lágrimas y nunca discutía una sugerencia ni se negaba a contestar preguntas. Pero lloraba. El llanto le había mellado y desfigurado los ojos. Llevaba la chaqueta de punto –si es que era la suya– mal abotonada. No había llegado al extremo de no cepillarse el pelo o no limpiarse las uñas, pero quizá eso no tardara en llegar”.
(La foto es de Anna Alejo)

4 Comments Mil años de buenas oraciones

  1. Lauren Mendinueta 17/09/2008 at 18:40

    Todavía no he visto las palículas de las que hablas, ni leído los cuentos que las inpiraron, pero al leerte sentí que valen la pena. Por lo que cuentas es el tipo de películas que más me gusta. Cine en el que la acción es igual al cambio interior de los personajes.

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  2. Alvaro de la Rica 17/09/2008 at 18:45

    Exacto. Eso que compartimos también. Gracias por todo y perdona si he sido un tanto brusco

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  3. molinos 24/09/2008 at 08:31

    Cuando nos sentimos retratados en lo que vemos o leemos sentimos una especie de vértigo o emoción que nos hacen darnos cuenta de que nada de lo que nos pasa es especial y sin embargo si es único para nosotros.
    Buen blog.

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  4. Alvaro de la Rica 24/09/2008 at 09:14

    Gracias por lo de buen blog. Viniendo de ti me parece un elogio superlativo. Lo digo porque he estado leyendo tu blog y todavía tengo la mandíbula desencajada. Enhorabuena, de verdad que es genial. Un amigo me nombró hace poco presidente de “melancólicos anónimos” y tú de esas de “ espabila coño y sigue adelante”. Te leeré por que me hace mucha falta. En serio, gracias por tu comentario.

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