LISETTE PONS

En una de las salas dedicadas a exposiciones temporales del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y hasta el próximo 3 de septiembre, el paseante curioso se puede quedar literalmente boquiabierto con la muestra fotográfica que lleva por título “El elefante africano”. Se trata en efecto de toda una aventura: de una parte, la que llevó en el lapso de treinta años – con más de catorce largos viajes –, en situaciones vitales diversas, algunas cruciales, a la fotógrafa catalana Lisette Pons, a permanecer en diferentes países de África (Kenya, Tanzania, Botswana, Namibia, Sudáfrica) estudiando, fotografiando y tratando de comprender la vida de ese animal maravilloso que es el elefante. Toda una aventura, a la vez artística y existencial, un viaje a la semilla no sólo ni principalmente a la búsqueda de sí misma, ni de su arte fotográfico, sino a la caza de algo más radical aún, el origen espacio-temporal de la entera condición humana.

Pocas veces un empeño tan ambicioso e imposible – ¿pero qué aventura que se precie no se sabe de antemano condenada a un divino fracaso? – ha encontrado no obstante un cauce de materialización tan pleno y ajustado. Tras contemplar despacio y en días sucesivos la muestra, leer los textos que acompañan a las imágenes, y, sobre todo, el libro-catálogo que hace juego con las imágenes expuestas, creo que acertaré si digo que el secreto de Lisette Pons está en su profunda humildad (nada que ver con un falso y estéril apocamiento).

Y es que la artista se ha tomado el tiempo necesario: casi tres décadas, miles de horas de observación, de lectura, de contacto directo con el objeto de su predilección, y, lo más importante, una actitud tan rara hoy día como indispensable para realizar una obra de valor que consiste en dejarse invadir por un realidad meramente intuida y al tiempo profundamente amada. La objetividad rige todo el cuidadoso quehacer de Lisette Pons. Después ha “bastado” con permanecer en silencio y poner el ojo en el lugar hacia el que éste es imantado y las manos, educadas en el antiguo oficio del revelado, en las superficies y sobre los materiales adecuados.

El resultado como digo es realmente digno de verse.

Ahí puede comenzar la segunda aventura, la del paseante curioso, al que le cuesta, rodeado de tan verdadera belleza, arrancarse de la exposición; con alegría descubre que, en la tienda del museo madrileño, la fotógrafa ha dejado impresos ejemplares de un libro en el que lo esencial de su proyecto ha quedado escrito e iluminado con casi medio centenar de las imágenes que acaba de descubrir y que ahora podrá, más lentamente aún, saborear en la intimidad de su casa.

El texto tiene algo de palimpsesto: la extrema lentitud de la aproximación, el juego con el tiempo en un determinado espacio – la sabana africana– ha ido conformándolo en diversas capas que apuntan hacia la raíz dinámica del ser de las cosas reales. Aparece primero un estrato zoológico, con datos relevantes acerca de la vida biológica de los elefantes, del status quo de la situación de la especie, datos anatómicos y conductuales y hasta las características del contexto económico que, según los momentos y los lugares, amenaza o protege al mítico animal. Sobre ese plano inicial e intercalado con las demás dimensiones de su búsqueda, hay otro de carácter antropológico. Una indagación medida (no ofrece lo que tan solo intuye) de las condiciones en las que la especie pudo aparecer en escena, las posibilidades reales de su supervivencia, la interacción con la vida humana (en este caso centrada en la relación, no del todo pacífica, con la tribu Masai). De ahí se eleva, miméticamente, para tratar extraer algunas posibles enseñanzas para la especie humana. Se sitúa, en este punto, claramente, en una dimensión que yo calificaría de mística, aunque sea una de naturaleza básicamente material y que apunta siempre a la ley suprema de la evolución de lo real. Lo extraordinario, en este trabajo, es el modo en que todas estas dimensiones se plasman en ese elemento elocuentemente silencioso que es una bella fotografía. No extraña que Ivory Press haya  presentado también una limitadísima edición de “libro de artista” con este trabajo de Pons.

Publicado en ABC, Álvaro de la Rica, 22 de junio de 2017.

2 Comments LISETTE PONS

  1. José Joaquín 31/07/2017 at 07:11

    En la editorial “Capitan Swing” han editado un libro del conservacionista Lawrence Anthony “El hombre que susurraba a los elefantes” que sería otra aproximación a tan maravillosos animales.
    Se echan de menos sus escritos…y libros.
    Cordiales saludos, desde el Sur.

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  2. Álvaro de la Rica 31/07/2017 at 09:50

    Gracias por la referencia y por sus amables palabras. Ha sido un año, el pasado, relativamente complicado, pero vendrán mis palabras, eso seguro.

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