El bibliófilo ocasional

La obra de arte es producto de la irregularidad. No puede haber norma regular para la gestación artística. La obra genial se produce cuando quiere. Y, si la gestación es libre e inesperada, ¿por qué el libro, resultado de esa gestación, no ha de ser también leído de un modo irregular y caprichoso?
Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras, son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos. Como un campesino conoce el fondo y el estiaje del menor regato o arroyo de su tierra, así el bibliófilo ocasional puede decir cuál es la existencia o cuál es la falla de un libro.

Azorín

P.S. Foto de la Biblioteca Pública de Nápoles.

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