Hace ya unos años leí, en el curso de una investigación literaria, un libro sobre el París de 1900 que se llama Francia, fin de siglo, y que está escrito por el historiador Eugen Weber. Me apasiona ese momento concreto, inmediatamente anterior a la Gran Guerra, en el que se cambió de siglo y en el que floreció, especialmente en París, uno de los períodos de creatividad artísitica más impresionantes de la historia. El libro de Weber es una especie de recuento y de mapa de unos pocos años, en el que se habla de todos los aspectos de la vida social, política y cultural, de los usos y costumbres laborales, eróticos, funerarios, un repaso por las modas, por los miedos, por las obsesiones de las gentes en un determinado momento y en un lugar determinado. Está tan bien hecho que, con frecuencia, al leer o releer algún capítulo (hay algunos increíbles, por ejemplo el segundo en el que se habla de las transgresiones de la época), uno se encuentra literalmente transportado a cualquier calle del París de entonces. Un libro para soñar despierto y para comprender muchas cosas. Desgraciadamente esta descatalogado tanto en España como en Francia, pero se puede comprar de segunda mano.
Hace tiempo que buscaba un libro equivalente que hablara de la República de Weimar (1918-1930), es decir para la Alemania que sale completamente deprimida tras la Guerra y se acaba entregando, una década más tarde, en los brazos asesinos del partido nazi. También me gustaría leer algo así, pero escrito en serio, sobre la Segunda República española. Por el momento, creo que para Weimar lo he encontrado, se llama La Alemania de Weimar (Eric. D. Wietz) y lo acaba de publicar Turner en su espléndida colección Noema. La historia y la intrahistoria, la política y las costumbres, la arquitectura y el urbanismo, la economía doméstica, las migraciones, los ideales y los resentimientos, el amor, el sexo, la moda y las innovaciones del arte (Bauhus y expresionismo incluidos), todo, lo grande y lo pequeño tienen cabida en este nuevo libro-mosaico. También me ha transportado a aquel tiempo mágico sobre el que tanto habría que decir; también tiene capítulos memorables de los que iré hablando.