Adiós a Facebook y a todo eso

Hace poco que he desactivado mi cuenta de Facebook. Creo que el detonante que me ha llevado a decidirme ha sido ver que el modo en el que han presentado pocos días atrás la noticia de que el Papa iba a utilizar Twiter. ¡¡¡Uuuuuuuuuu!!! Emoción, intriga, dolor de barriga. Dicho sea con todo el respeto, a mí el montaje me ha parecido ridículo. Recuerdo que al principio se le criticaba por no viajar tanto como el Papa anterior, por huir en la medida en que le era posible de los focos, de los baños de multitudes y de la siempre peligrosa histeria colectiva. A los pelotones de fusilamiento toda exposición de las propias creencias, por impúdica que sea, les parece siempre insuficiente. A mí en cambio no me parecía mal que se retrayese un tanto y que fuera tan solo a lo esencial. ¿Cuestión de estilos personales? Puede ser, no lo niego. En todo caso una vieja costumbre de hacer autoexamen antes de poner a caldo al vecino me llevó a concluir que yo era como la sartén que le dice al cazo “apártate de mí que me tiznas”. ¿Pero qué es este monstruo virtual que entre todos estamos creando?¿Qué es lo que aporta esta locura que nos tiene horas y horas delante de las pantallas de plasma renunciando al auténtico prójimo, al que tenemos al lado, al disfrute de lo sencillo, de lo tangible, de la naturaleza y de la cultura? ¿Por qué tenemos que estar pendientes la mayor parte del tiempo de toda clase de tonterías irrelevantes comenzando por las mías? Se me dirá que es una marea tan destructiva como imparable. Lo último no lo creo del todo aunque se trate de otra lucha de las de David contra Goliat. En todo caso conmigo que no se cuente: al fin y al cabo es cierto que como ha ocurrido casi siempre en casos de barbarie no se pueda hacer mucho más que resistir pasivamente (no pretendo en absoluto impedir que nadie se zambulla en los nuevos medios, allá cada quien; de hecho como veis he mantenido abajo los botones de ambas redes). Personalmente no creo que sea mucho ni especialmente valioso lo que estoy en condiciones de aportar y lo poco que pudiera merecer la pena de verdad estaría en mis libros y en este blog. No quiero mandar ni un mensaje vacío más, ni media consigna, ningún reclamo. No quiero imponer mis cosas o mis trabajos a nadie con la psicología repetitiva y nauseabunda del anuncio. Lo que hago profesionalmente está aquí en buena medida aunque lo más maravilloso, como en la vida de cualquiera , se pierde en el espacio infinito de una conversación, de una caricia o de un apretón de manos, de una mirada de frente o en el caso de un profesor de literatura de una buena clase. Si a alguien le sirven estas briznas, perfecto: le invito a entrar, a compartir conmigo la pasión por la letra escrita. Pero prometo intentar no llenar el espacio de ni una sola palabra de más.

6 Comments Adiós a Facebook y a todo eso

  1. Alegría 18/12/2012 at 09:59

    Curiosamente, hace dos meses, cerré mi cuenta en facebook, aquella que creé, cuando aquí casi no se conocía, con el objeto de mantener el contacto con personas que estaban muy lejos, en circunstancias muy particulares. De memoria, creo haberla mantenido por espacio de seis años, con disciplina férrea en cuanto a número de agregados, que no excedieron la treintena. No obstante, fui madurando la idea, y llegué a una conclusión muy similar a la que expresa, y decidí cerrarla, y salvo algún caso que parece “entender” mi postura (la cual tampoco sentía en la necesidad de explicar, pero acabé haciéndolo) se me ha expresado directa, o indirectamente, el desacuerdo con mi elección, cosa que me deja perpleja.

    Seguiré pasando por su casi, recién descubierto blog. Me gustan mucho la variedad y calidad de las reflexiones o disertaciones, porque entre otras cosas, me incitan a pensar durante largo rato después, así cómo me descubre, autores contemporáneos, que aún no había “leído”. Gracias. Es un placer encontrar estos espacios.

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  2. Álvaro de la Rica 18/12/2012 at 10:18

    Alegría: gracias por un mensaje tan animante. Alvaro

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  3. Trayectos ciegos 18/12/2012 at 19:55

    Vaya, me acabo de enterar, Álvaro, de que abandonas facebook. Yo aún no he cancelado mi cuenta y no sé si llegaré a hacerlo. Pero me siento profundamente cansada de esta red social que ya permite hasta que te incluyan en grupos, sin pedirte permiso, de toda índole, primando la banalidad.
    Apenas piso ya este laberinto en el que entré por motivos de intercambio literario. Dándote la razón, sin duda, también te digo que he conocido individuos valiosos -de nuestros lares y más allá de estos- como personas y desde el punto de vista literario. A ti te conocí en fb, una perla que me llegó como un regalo brillando entre tanta basura.
    En fin, comprendo tus motivos y los comparto, aunque todavía no haya dado el paso. Y es cierto, hay cierta obscenidad en el modo de relacionarse en esta y en las demás redes sociales.
    Seguimos en contacto. Para este, facebook es innecesario.
    Un abrazo.

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  4. Sylvia camuñas 20/12/2012 at 22:56

    Todavía no he llegado a ese punto de hastío . Abro fbok una vez en semana y veo publicaciones de amigos y sobrinos que me ayudan a mantenerme al día . Sobre todo por la falta de compromiso por mi parte para invertir una o dos horas a la semana para llamar por teléfono y ser esa amiga o tía pesada que te llama en un momento inoportuno. Es verdad que hay publicaciones demenciales pero en general me gusta que haya espacios abiertos donde poder conectar con gente con labque de otro modo no podría hablar. Ver fotos creativas que me ayudan en ciertos trabajos, etc. Es tambien um buen medio de sivulgacion de noticias. De momento seguiré en fbok. A mi realmente no me invade de ninguna manera. Pero comprendo vuestro punto de vista .

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  5. Álvaro de la Rica 21/12/2012 at 12:35

    gracias querida Sylvia, pero a ver es que tú y yo no vamos a estar de acuerdo nunca en nada, jeje, (bueno en algo sí: en que tu hija es un sol): en todo caso os deseo a todos unas Navidades llenas de paz

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  6. Anita Noire 27/12/2012 at 17:20

    Y el caso es que tienes razón, toda la del mundo. Aún no he sido capaz de cerrar la mía, todo y siendo consciente de la realidad de todo lo que dices.

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