Diccionario de filosofía (Brugger-Schöndorf)

Todo el mundo intuye la importancia que tienen, más en tiempos de internet, los diccionarios. Personalmente, los colecciono. El anteúltimo con el que me hice fue el Diccionario de términos intraducibles de Barbara Cassin, titulado en realidad Vocabulaire européen des philosophies. Este volumen grandioso, en más de un aspecto, del que uno podría vivir intelectualmente durante décadas, merece una entrada aparte que escribiré muy pronto.  Y el último, que me ha llegado estos días, es otra joya titulada Diccionario de Filosofía (Herder, 2014). Se trata del célebre diccionario de Brugger, una obra de referencia de los años sesenta del siglo pasado, que había sido reeditada abundantemente por entonces, que después se hizo inencontrable, y que ahora ha sido renovada, ampliada y puesta al día, con una ejemplar y difícil mezcla de fidelidad y creatividad, por un amplio equipo dirigido por el padre jesuita y filósofo Harald Schöndorf (Universidad de Munich). ¿Por qué son tan valiosos los diccionarios, siempre y, si cabe, más en una época como la nuestra en el que las opiniones y los juicios infundados corren como liebres entre nosotros? Yo diría que lo son porque establecen un terreno común (palabra de origen griego que significa cabeza, es decir que indica lo que debería unirnos, la razón y el sentido, aquello que es capital) sobre el que poder entendernos. Cuanto más plural sea una sociedad, cuanto más abierta y hospitalaria, cuanto más democrática, más exige un terreno sobre el que establecer, los ciudadanos, un diálogo permanente orientado a la búsqueda de la verdad. Para eso resulta indispensable, en cualquier ámbito de la vida y del saber, tener a mano el bagaje de conocimiento que, en los diccionarios, nos ofrecen los eruditos. Y, cómo no, esto es así, antes que nada, junto al ámbito de la lengua, en el campo de la filosofía. El Brugger/Schöndorf aborda de un modo preciso, técnico pero muy muy claro, las cuestiones más pequeñas y grandes de la metafísica, de la lógica, de la ética o la psicología filosófica. No puedo entrar ahora en el análisis de fondo de las aproximaciones concretas a las diferentes cuestiones, pero basta con decir que la lectura de una descripción precisa sobre términos, que empleamos a diario, como Tiempo, Ideal, Dolor, Dogmatismo, Cuerpo o Economía resulta, antes que nada, un placer para la inteligencia. Magníficamente editado por Herder, con una paginación clara y limpia, traducido por Raúl Gabás, que ha realizado una labor hercúlea, el volumen incluye en páginas finales un Esquema de la historia de la filosofía de gran valor pedagógico. Es un mapa en realidad que permite al lector orientarse en el océano del saber. Tienen un valor especial también las referencias bibliográficas que ofrece el libro, incluyendo comentarios muy ajustados acerca del no siempre equivalente rigor de las ediciones en castellano de los diversos autores clásicos.

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