Campanadas por Valeria Luiselli

1. En un programa de radio que pude oír por internet, le escuché decir a Valeria Luiselli que el ensayo que ella escribe tenía raíces profundas, que al menos entroncaba con Francesco Petrarca y sus “cartas familiares”. No era el hecho de que en una carta el emisor, entre bromas y veras, hablase de esto y lo otro más o menos desordenadamente, ni tampoco el que para escribir una misiva hubiese que adoptar necesariamente y a la vez una perspectiva autobiográfica manteniendo en el punto de mira al interlocutor al que uno se dirige. No. Todo eso por supuesto, lo que llamaba la atención de la escritora era que Petrarca se correspondiera por ejemplo con Marco Tulio Cicerón y que lo hiciera como si ambos están vivos, han compartido cantina y les separa sólo un espacio físico. ¿Es ese el origen del ensayo? Puede ser que ésta mujer, como su soul mate Josif Brodsky, tenga mente de geómetra y entienda mejor que nadie el modo real en que espacio y tiempo nos condicionan. En todo caso, ahí comienza su concepción del ensayo, género que cada vez que aparece debe reinventarse a sí mismo para ser lo que es (no siendo) o lo que no es (siendo).

2. En su novela Los ingrávidos (Sexto Piso, 2011), entre los muchos y fértiles planos de la realidad que explora con mano maestra, destacan los ejes de coordenadas alto-bajo, horizontal-vertical. Naturalmente que quedan afectados por la ley de la gravedad, la constancia de que la tierra atrae hacia sí (como la muerte a la vida) cualquier peso con una fuerza proporcional a su masa. Todo parece ser que empezó, según me confesó ella misma, cuando encontró en la correspondencia de Gilberto Owen la confidencia de que cada mañana se pesaba en el metro de Nueva York: el poeta no entendía como podía simultáneamente estar cada día más gordo (tenía unas tetas formidables) y sentir por momentos su propia desaparición física por medio de la ingravidez. Bella, paradójica y fecunda idea germinal para una novela. Algo así debió de entrever (sin acertar a reconocerla) Tabucchi con los cambios de peso de su Pereira.

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