4. “No importa que la narradora principal sostenga que no se trata de un relato fragmentario, sino de “una novela horizontal, contada verticalmente”, como apunta en varias ocasiones. El propio texto lo desmiente…” * ¿Qué es lo que desmiente el texto? A mí, en cambio, me parece que dicha aproximación (“una novela horizontal, contada verticalmente”) no sólo es la clave de Los ingrávidos sino que es preciso celebrar que alguien esgrima en una novela hispana una concepción formal y juguetona como ésa. Lusielli ha dicho de sí misma que su vocación, como escritora, es la de ser prosista. O sea la de buscar no tanto el fragmento cuanto la horizontalidad sin picos ni simas en la forma de la narración (las miradas sucesivas desde el subway neoyorquino apuntan decididamente al raso del suelo). Eso es lo que la hace radicalmente moderna (los signos de los tiempos tienen muy poco que ver aquí), emparentándola en su búsqueda con el Baudelaire del poema en prosa o con el Petrarca que sube al Ventoux, primero mira desde la altura del monte y después, casi fortuitamente, se concentra en el íntimo escrito agustiniano. La historia de la literatura se ha escrito así, adoptando una perspectiva formal. Eso es lo que hace grande y prometedor a un intento de escritura. Como ocurre ciertamente con la obra de Luiselli. Rara avis!
P.S. La ilustración es de Sonia Pulido.